Sunday, May 14, 2006

comprar (no?) es crear [V]

“Total, que Arleen bajó corriendo al sótano con la fuente de comida, acercó una silla a la cama e hizo como si estuviera leyendo un libro. Cuando Buck se despertó un segundo después del mediodía, lo primero que vio fue a la chica leyendo, y pensó que era la mujer ideal. En cuanto a Arleen, bueno, tuvo una pequeña arritmia romántica, y eso que Buck se parecía al monstruo de Frankenstein.

“- Tengo hambre – le dijo Buck a Arleen, a lo que ella replicó: - ¿No te apetecería comer uno de estos trocitos de salchicha y queso que he preparado yo misma? De hecho tuvieron mucho éxito en el velatorio del tío Clem.

“- ¿Velatorio? – preguntó Buck.

“- Así es. Su segadora volcó durante la cosecha, y estuvo dos horas atrapado debajo mientras esperaba a que llegara la grúa. Escribió su testamento con sangre en el techo del vehículo.

“A partir de ese momento se desarrolló una relación verbal entre los dos, y no pasó mucho tiempo antes de que floreciera el amor, pero había un problema con eso pues Buck siempre se volvía a quedar dormido al poco de despertarse, debido a su envenenamiento espacial. Aquello afligía a Arleen.
“Por fin, un mediodía, justo cuando se despertó Buck, este le dijo a Arleen: - Arleen, estoy muy enamorado de ti. ¿Tú me quieres? – Arleen contestó que sí, naturalmente, y entonces Buck dijo: - ¿Estarías dispuesta a correr un gran riesgo para ayudarme? Estaríamos juntos para siempre y yo te ayudaría a dejar Texlahoma.

“A Arleen le entusiasmaron las dos ideas y respondió: - Sí, sí -, y entonces Buck le dijo lo que tenía que hacer. Al parecer, las radiaciones emitidas por una mujer enamorada son de la frecuencia adecuada para poner en marcha los motores y ayudar a que la nave espacial despegue. Y si Arleen fuera con él en la nave, se podrían marchar, y Buck podría curarse de su envenenamiento espacia en la base lunar. - ¿Me ayudarás Arleen?

“- Claro que sí, Buck.

“- Sólo hay un problema.

“- Oh – Arleen se quedó helada.

“- Verás, una vez que despeguemos, en la nave sólo habrá el aire suficiente para una persona, y me temo que después del despegue morirás. Lo siento. Pero claro, una vez en la Luna, contaré con los aparatos adecuados para reavivarte. De hecho, no hay problema.

“Arleen miró fijamente a Buck y por la mejilla se le deslizó una lágrima, que llegó al labio y luego a la boca, donde le supo saldado, como la orina. – Lo siento, Buck, pero no lo puedo hacer -, dijo, añadiendo que las cosas probablemente irían mejor si dejaba de ocuparse de él. Con el corazón destrozado, pero nada sorprendido, Buck se volvió a dormir, y Arleen subió la escalera.