la hora de salida serán las siete y no saldremos de casa hasta las ocho u ocho y media... llevaremos dos taburetes y la piña que hace mi madre... cogeremos el coche, nos chuparemos todo el tráfico del centro y mi padre hará de las suyas, como siempre... y mi madre le dirá que se tranquilice que no pasa nada y él dirá que está tranquilo y mi hermana y yo nos miraremos... llegaremos a casa de mis tías abuelas (una viuda, una casada sin hijos y tres solteras) que viven y cenan juntas, mi padre se quedará aparcando mientras nosotras vamos subiendo, las felicitaremos la navidad y repartiremos besos... por allí pasarán también otros tíos, primos y demás familiares... si no hay mucha gente nos preguntarán qué tal a mi hermana y a mí, pero la atención se la llevará mi hermana que para algo se ha independizado... yo solo aguantaré comentarios por mi pelo
al cabo de un rato, mi padre (que habrá conseguido aparcar y habrá subido hace rato) se revolucionará y dirá que nos tenemos que ir ya, que mi abuela nos espera para cenar... y de la que arranquemos nosotros, lo harán también otros tíos que estén por allí, o justo llegarán unos terceros, por lo que el momento besos y saludos en el hall, con los abrigos puestos, se eternizará y por segunda vez mi padre dirá que si nos vamos ya
en el ascensor mi madre le dirá a mi padre que como siempre él es el cagaprisas, y mi padre dirá que hemos quedado a cenar a las diez y que son las nueve y media, y mi madre dirá que vale que tiene razón, pero que hay formas y formas de decir las cosas... y los comentarios irónicos entre mi hermana y yo empezaran a volar y empezaremos a reírnos, por no llorar
llegaremos y seremos de los primeros, los que se quedan allí esta noche ya estarán y los de siempre llegarán los últimos... no sentaremos en el sofá, mi hermana, mi primo el rubio, algún tío y yo y los comentarios irónicos seguirán y seguirán y ya no pararán en toda la noche... mi primo pequeño estará histérico perdido, diciendo que va a venir papa noel y buscando luces rojas por las ventanas... mis primas preadolescentes, se sentarán queriendo dejar claro que ya no son unas crías, con sus granos y sus botas de esas con pelo (que seguro que tienen), y lo único que me recordarán a mí es lo mala que es la adolescencia... y como son tímidas y me caen bien y tienen la madre que tienen y tenemos algunos tíos muy tontos, pues procuro defenderlas siempre que puedo... mi primo el ingeniero (10 años de carrerra y subiendo) intentará coleguear con mi hermana y mi primo rubio... conmigo no, porque yo no molo, a mí me preguntará por la carrera y yo fliparé de que tenga el morro de hablarme de física... sobre todo delante de su padre, un nuevo rico fan de la homeopatía, que no escatimará puyas a su propio hijo durante toda la noche... puyas delante de sus hermanos no nuevos ricos todas, pero pelas para que el niño viva como un rey todo el año en su piso de estudiante de puta madre, con sus vacaciones en salou de puta madre y sus fiestas de puta madre, eso que no falte... (envidia yo? pero qué dices?)
nos sentaremos ventitantas personas a la gran mesa (resultado de poner una tras de otra, la mesa del salón, la de la cocina y la de la salita) que se dividirá irremediablemente en dos zonas, la zona de los que molan (mesa del salón) y de los que no (mesas de la cocina y de la salita)... yo de pequeña odiaba que me tocase siempre en la mesa de la cocina, pero desde hace unos años, me siento deliberadamente allí... igual que mi tío camionero y su mujer, con su estilo de vida alternativo (que me fascina), que mis primas preadolescentes (rezando para que su madre no abra la boca), mi primo pequeño (que apenas comerá nada y que no parará quieto en toda la cena), sus padres intentando calmarle y mi tío seguramente gay, que estará muy pesado en plan organizativo y tal
cenaremos, se hablará de qué bueno está todo, de quién quiere más? de pásame esa salsa o toma, pon por allí esta bandeja... de qué se va a pedir la gente a los reyes, de qué tal nos va en el colegio, instituto o facultad (nuevamente la atención recaerá en mi hermana y supongo que antes o después me toque hablar de mi erasmus), de las curas homeópatas de mi tío el nuevo rico (con cierta sorna por parte de todos, menos él, claro) y del brazo de mi abuela (que se rompió esta primavera)
cuando la cena esté acabando, cuando vayamos por la piña y las torrijas, alguien (probablemente yo) se llevará a mi primo pequeño a ver si vemos a papá noel por la ventana del cuarto, se apagarán las luces y tachán, papá noel habrá venido... dejando tres tristes regalos debajo del árbol, para mis dos primas preadolescentes (encantadas de estar en la categoría de niños, como podréis suponer) y mi primo pequeño... son regalos de mi abuela para sus nietos, pero hace unos años consideró oportuno que a partir de ciertas edades, papá noel no viniese más... que me parece muy bien y no tiene ninguna obligación de regalar nada, pero creo que deberíamos buscar otra solución, no sé, regalarnos cualquier tontería, no sólo por recibir todos un regalo, sino también por mis primos que sí reciben regalo, ya que no es nada divertido abrir un regalo bajo la mirada atenta de veinte personas que no dudarán en opinar... que es lo que harán, comentarios más o menos amables, más o menos irónicos, de mis tíos a los regalos de mis primos, de los que mi primo pequeño pasará, pero que mis primas preadolescentes agradecerán infinitamente (como seguramente también habréis supuesto)
con los turrones, el champán y los regalos, en la eterna sobremesa, se hablará de política, de educación y de montaña y no se hablará de fútbol, ni de la tele, ni de la prensa del corazón... y se hablará sobre todo de la propia y muy particular idiosincracia de mi familia, el sentido del humor tan irónico que nos caracteriza y las puyas volarán y sin ninguna duda, nos reiremos un rato
antes o después alguien propondrá que juguemos a algo, mi primo el ingeniero me preguntará si ya he aprendido a juagar al mus en la facultad y yo por quinto año consecutivo le diré que no (supongo que este año también le toque a mi hermana) y me morderé la lengua para no soltarle una puya muy obvia, por quinto año consecutivo... sin embargo este año puede que a esas alturas me esté tocando aguantar estoicamente ciertos comentarios sobre cierto acontecimiento en las fiestas de mi facultad, que me ahorraré detallar aquí, por aquello de no devaluar más mi imagen... en fin, el caso es que jugaremos a algún juego de mesa, como el tabú, o el pictionari, o semejantes, o al clásico trivial (y como siempre ganaré, ejem), o a las cartas, el copo o las siete y media... y mientras jugamos la gente se irá llendo, porque mañana trabajan, o porque mañana les toca hacer comida de navidad, o porque sí
nosotros nos iremos cuando mi padre se revolucione por tercera vez en el día y diga que si nos recogemos ya... diremos que sí y básicamente con nosotros se irán todos, quedando solo, tal vez, mi primo el ingeniero con su padre el homeópata... y supongo que entonces, las puyas pararán
serán las tres de la mañana como pronto y las cinco como tarde... mi perro nos recibirá exaltado, habrá tirado abrigos del perchero para tumbarse encima de ellos... mi madre nos dará a mi hermana y a mí alguna tontería por papá noel... lo abriremos, mi hermana pasará bastante y se meterá en la cama... yo me quedaré despierta un rato más, repasando en qué me equivoqué (si es que me equivoqué en algo) en esta crónica por adelantado que ahora publico